Aunque es una práctica muy utilizada en España para el descuento de facturas, quizá sea un término que por ser más operativa de empresas no nos suena demasiado.

 

El Factoring como conjunto de servicios administrativos y financieros para la empresa, comenzó su actividad hace casi 40 años, en España aunque empieza al mismo tiempo que en el resto de Europa, es a mediados de la década de los 80 cuando se sientan las bases de su definitiva presencia en el mercado nacional.

 

Coincidiendo con la creación en 1988 de la Asociación Española de Factoring, que agrupa a todas las compañías del sector que operan en nuestro país, se produce su gran despegue en España hasta llegar a las cifras de negocio que hoy maneja el sector y convertirse en la actualidad en una herramienta idónea, práctica y efectiva para la gestión de empresas españolas.

 

El 80% de las compañías españolas que se benefician del Factoring son Pymes, aunque también es un instrumento válido para otro tipo de empresas de mayor tamaño.

 

Pero, ¿cómo se define el Factoring? – contrato por el cual un empresario transmite los créditos comerciales que ostenta frente a sus clientes a otro empresario o compañía especializada a prestar una serie de servicios respecto de los mismos.

Estos servicios pueden ser:

  1. De gestión o función administrativa.
  2. Función de garantía.
  3. Función de financiación.

 

Entre las ventajas de este servicio, destacan el hecho de que es una solución a los problemas que generan a las empresas las ventas a crédito y los dilatados plazos de cobro que conllevan. Mediante el Factoring, las empresas ponen en manos de expertos profesionales entre los que se encuentra EBN Banco, la gestión y administración de sus créditos por ventas, tanto nacionales como internacionales.

 

Dentro del Factoring podemos distinguir dos modalidades bien diferenciadas por un lado el llamado Factoring sin recurso, en el que la sociedad de Factoring asume la insolvencia del deudor. En caso de impago de la deuda sólo podrá reclamársela al deudor.

Por otro lado está el Factoring con recurso, en este caso el riesgo de insolvencia lo asume el cedente (el cliente). En caso de reclamación de la deuda, el cedente la asume, provocando la anulación de la cesión y posterior reposición de fondos en el caso de haber financiado.

 

Otras modalidades de Factoring son el Factoring nacional, de exportación, sin notificación o de agencia.

 

¿Qué servicios integra el Factoring? Además del cobro de facturas, ofrece una amplia variedad, como son:

  • – Análisis del riesgo de la cartera.
  • – Estudio de solvencia de compradores.
  • – Clasificación de compradores.
  • – Gestión y administración de ventas.
  • – Seguimiento, control y administración de facturas.
  • – Información de la evolución de las cuentas de los clientes.
  • – Gestión de cobro profesional de las facturas.
  • – Cobertura del riesgo por insolvencia de los compradores.
  • – Financiación anticipada de las ventas.
  • – Rapidez y flexibilidad en el pago anticipado de facturas.

 

Por lo tanto y a modo de resumen podríamos decir que el Factoring es un instrumento administrativo-financiero que aporta innumerables ventajas a las empresas que lo utilizan y que les permite mantener, mejorar y ampliar su presencia en el mercado. Dichas ventajas son del orden administrativo, financiero, comercial, así como frente a otros servicios de cobertura de riesgo y fórmulas de financiación.

 

Los mercados son cada vez más complejos, por ello las empresas tienen que dedicar cada vez más recursos humanos y económicos al control y gestión de su facturación, sus procesos administrativos, evaluación de riesgos, búsqueda  de líneas de financiación, etc. El Factoring, como actividad especializada genera un amplísimo horizonte de posibilidades y por ende ventajas para las empresas que contratan sus servicios.

 

Foto: Clem Onojeghuo. Unsplash.