Roboadvisor: qué es y cómo funciona

El universo de la inversión está compuesto de productos tradicionales, como los fondos de inversión activos o las acciones. Pero, con el avance tecnológico también se ha dado a luz a nuevos productos de gestión pasiva, como los fondos indexados, los ETFs o los famosos roboadvisor. De estas tres herramientas, los roboadvisor son, quizá, la más desconocida.

 

 

¿Qué es un roboadvisor?

 

Un roboadvisor es un gestor de inversiones altamente automatizado. Funcionan través de un algoritmo que permite gestionar  una cartera automatizada en base a las preferencias y perfil de riesgo del cliente. Estas carteras sí que están diseñadas por un equipo de expertos que son quienes deciden en qué se debe invertir, la distribución de activos y sus respectivos pesos, apoyados por el algoritmo.

La gestión de la cartera y sus pertinentes rebalanceos – cambios de posiciones – es lo que queda totalmente automatizado y en manos de esta serie de algoritmos, que van analizando diferentes parámetros de los mercados.

De esta manera, un cliente que quisiera utilizar un roboadvisor tan solo tendría que rellenar un cuestionario inicial. Sobre sus respuestas, el roboadvisor le ofrecerá una de sus carteras perfiladas compuesta de fondos indexados o ETFs. Generalmente, son carteras compuestas por entre dos y quince fondos.

Así es como pueden ofrecer carteras de inversión altamente diversificadas y con costes reducidos, ya que fondos indexados y ETFs cuentan con comisiones de gestión más limitadas que los fondos de gestión activa.

En la práctica, no todos los roboadvisor actuales no funcionan de una manera tan personalizada como su definición y características hacen pensar. Llegados al extremo, estos algoritmos desarrollan un número determinado de carteras con distintos perfiles de riesgo. Más tarde, en función de las respuestas que el inversor dé, le ofrecen una gama u otra.

Así, un roboadvisor crea siete carteras – por ejemplo – que van desde el lado más conservador al más agresivo. Cuando el inversor complete el cuestionario, se le ofrecerán las dos o tres carteras que más se adapten a él. Pero, hay que tener en cuenta que estas ya han sido creadas y no se generan de forma personalizada para cada tipo de cliente.

 

 

Ventajas y desventajas de los roboadvisor

 

Como suele ocurrir todas las herramientas de inversión, los roboadvisor tienen ventajas y, también, desventajas.

En el aspecto positivo destaca la sencillez de su uso y el acceso a una cartera de inversión diversificada en base a un perfil de riesgo en pocos minutos y a golpe de ‘click’. Es decir, hace el trabajo de un asesor financiero, pero de forma automática y estándar, en lugar de personalizada y analizada. Y, por supuesto, sin ningún tipo de trato humano.

Como es lógico, este estilo de gestión también es más barato en cuanto a comisiones.

Las desventajas de los roboadvisor se pueden encontrar en sus limitaciones. Al contar con carteras preestablecidas con unos fondos o ETFs en concreto, dan poco margen de decisión al inversor, que no podrá agregar nuevos fondos y tendrá una propuesta menos personalizada y adaptada.

Además, también eligen entre los fondos que la propia plataforma tenga disponibles. Si el abanico es limitado, cabe la posibilidad de que el algoritmo no cuente con muchas opciones para crear carteras mejor diversificadas.

Por último, al tratarse de inversión indexada y automatizada, su volatilidad puede ser más elevada que la de una cartera activa gestionada por un asesor financiero.

 

 

Gestión pasiva vs gestión activa

 

Los roboadvisor trabajan bajo un modelo de gestión pasiva. De forma muy resumida, este estilo consiste en replicar el comportamiento del mercado en lugar de buscar superarlo.

Para entenderlo mejor, un fondo indexado como al MSCI World buscará replicar ese mismo índice, que en teoría resume la marcha de la economía mundial. Mientras, un fondo activo que invierta de forma global, buscará obtener un rendimiento mayor.

Ambos estilos de gestión han demostrado tener pros y contras. Así, la gestión pasiva puede ser más barata y ofrecer productos que baten a los mercados financieros en términos de rentabilidad. Mientras que, la gestión activa destaca por ofrecer una alternativa más personalizada y sofisticada.

Ahora bien, también existe la posibilidad de combinar las dos herramientas. Por ejemplo, se puede gestionar una cartera activamente y, a su vez, utilizar vehículos de gestión pasiva. Por ejemplo, un inversor puede elaborar él mismo su cartera añadiendo ETFs y fondos indexados. Incluso un asesor financiero también puede ofrecer este tipo de productos a sus clientes.

 

 

Cómo invertir en fondos de gestión pasiva

 

Lo que es cierto es que la gestión pasiva ha ido conquistando a cada vez más inversores. De hecho, en Europa, la cuota de mercado ha pasado de estar en poco más del 12% hace diez años, a superar el 26,7% en la actualidad. Es decir, los fondos indexados y los ETFs, han duplicado el volumen de activos bajo gestión en menos de diez años.

 

Estos productos pueden añadir un plus añadido a la cartera por la diversificación, los costes y la rentabilidad que ofrecen. De una manera sencilla, se puede diversificar una cartera de inversión con uno de estos productos. Por ejemplo, si se quiere tener exposición al oro, una buena manera es hacerlo mediante un ETF que replique su precio. Pero no solo eso, también se puede tener exposición a países como India o regiones emergentes, que no son tan accesibles entre los fondos de inversión normales.

En cuanto a los costes, lo habitual es que en los productos indexados no se supere el 1%. De hecho, lo normal es encontrarse comisiones del 0,6% o inferiores. Mientras, en los fondos de inversión tradicionales, se rebasa ese 1% e incluso el 2% o 3% en muchas ocasiones.

Por último, en materia de rentabilidad, la gestión pasiva ha demostrado ser más rentable que la gestión activa. Según BSD Investing, una empresa francesa de investigación, solo el 7% de los fondos activos de gran capitalización en la zona euro lograron superar a los pasivos en 2022, en marcado contraste con el 37% a lo largo de la última década[1].

En definitiva, los roboadisor son la automatización de la gestión de carteras utilizando vehículos como fondos indexados o ETFs. Sin embargo, no es necesario contar con un algoritmo de este estilo para poder incluir en cartera este tipo de productos y las diversas ventajas que ofrecen a los inversores.

 

 

https://www.estrategiasdeinversion.com/fondos/los-fondos-pasivos-superaron-a-sus-homologos-activos-n-585145