¿Cómo saber si un préstamo es caro o barato en comparación a otro? La respuesta la tiene un vocablo que la mayoría conoce, pero del que pocos saben su verdadero significado: TAE.

La TAE es una herramienta muy útil para comparar préstamos personales e hipotecas a tipo fijo y también determinadas inversiones como los depósitos a diferentes plazos.

La TAE es el acrónimo de Tasa Anual Equivalente y es una medida del tipo de interés de los préstamos y de los depósitos. Es decir, se usa para analizar y comparar de forma homogénea los intereses de un préstamo o una inversión, según sea el caso.

La TAE permite comparar productos financieros con diferentes periodos de capitalización utilizan una misma base temporal, la de un año completo. Además, la TAE va más allá del mero interés nominal o interés que se paga por pedir prestado el dinero y lo mismo ocurre con las inversiones.

Diferencia entre la TAE y el TIN

Una buena forma de entender en qué consiste la TAE en un producto de financiación es compararla con el TIN o tipo de interés nominal.

El TIN son los intereses que se pagan a la entidad financiera por pedir prestado el dinero, ni más ni menos. Es el interés que cobrará el banco por financiar una operación. La TAE recoge el TIN y suma otros gastos como pueden ser los gastos de apertura y determinadas comisiones.

En otras palabras, representa mejor el coste total del préstamo y por eso normalmente el TAE de los préstamo suele ser superior al TIN.

Además, también lo hace de forma anualizada o, lo que es lo mismo, homogeneizando el plazo para lo que supondrá cada pago anual de los intereses. De ahí precisamente el nombre de tasa anual equivalente.

El siguiente ejemplo puede ayudar a comprender mejor la diferencia entre TIN y TAE: Imaginemos un préstamo sobre 1.000 € a un año con un TIN del 5%. Al final de la vida del mismo habrá que abonar 50 euros en intereses.

Una vez sumamos costes, el TAE del préstamo sube ya al 7%. En ese caso al final del año habrá que abonar 70 euros.

En inversiones como depósitos, sirve para comparar la rentabilidad de depósitos de distintos plazos. Imagina un depósito a 6 meses y otro a 12 meses. El primero con un TIN del 1,5% y el segundo del 3% ¿Cómo saber cuál ofrece una rentabilidad mayor? La respuesta está en la TAE, que en este caso será del 3% para ambos y es que, con los dos, tendrías un retorno del 3% en 12 meses. La diferencia es que el primero tiene un plazo de inversión de la mitad de tiempo.

Por eso es importante conocer el TAE en préstamos y también en inversiones, aunque en función de la inversión, hay otros datos a analizar como la tasa interna de rentabilidad, por ejemplo.

¿Qué incluye y qué excluye la TAE?

La TAE de un préstamo incluye el tipo de interés nominal, la frecuencia de las cuotas para devolver el préstamo y las comisiones y gastos bancarios que debe abonar el consumidor, como puede ser la comisión de estudio en una hipoteca.

Por el contrario, quedan fuera de su cálculo las comisiones por incumplimiento, como pueden los gastos de reclamación de posiciones deudoras, que son los gastos derivados de no pagar el préstamo y que el banco deba reclamar el capital.

Del mismo modo, tampoco incluyen comisiones por modificar las condiciones del préstamo ni los seguros u otros productos vinculados en el caso de las hipotecas.

Cómo se calcula el TAE de un préstamo

El cálculo de la TAE de un préstamo es más fácil de lo que podría pensarse y puede expresarse mediante la siguiente fórmula matemática: TAE = (1 + TIN / frecuencia) ^ frecuencia – 1

Esta fórmula no tiene en cuenta posibles comisiones adicional, pero sí que toma en consideración la frecuencia de pagos para anualizar el resultado final.

Para productos con costes adicionales, habrá que sumar esos gastos al TIN para poder dar con la TAE.

En cualquier caso, las entidades financieras están obligadas a informar del TAE de sus productos financieros, tanto de inversión como en los préstamo.

Como indicábamos al principio del artículo, este TAE es muy útil para comparar depósitos a diferentes plazos y también préstamos personales o hipotecas a tipo fijo con distintos plazos de amortización.