Cuenta corriente o remunerada ¿cuál es mejor?

Descubra las diferencias entre una cuenta corriente y una cuenta remunerada y elija la opción que se ajuste mejor a sus necesidades financieras.

Elegir una cuenta bancaria adecuada a los objetivos y el uso que se vaya a hacer puede parecer fácil, pero se complica ante la variedad de oferta. Antes de ponerle nombre y apellidos a esa oferta, hay que responder a una pregunta: ¿cuenta corriente o cuenta remunerada?

 

Las dos son cuentas bancarias, pero su funcionamiento y lo que se obtiene con cada una de ellas es ligeramente distinto. Conocer esas diferencias entre una cuenta corriente y una cuenta remunerada es la forma de tomar una decisión acertada.

 

¿Qué es una cuenta corriente?

 

Las cuentas corrientes son el producto financiero más básico. Son cuentas bancarias pensadas para las operaciones del día a día, como recibir ingresos, realizar transferencias, domiciliar recibos, hacer pagos con tarjeta o retirar dinero de un cajero.

Se trata de una herramienta sencilla con funciones básicas, orientadas a la gestión del dinero, pero no a ofrecer ninguna rentabilidad por él. Por eso se dice que tener el dinero en la cuenta equivale a tenerlo parado y sufrir los efectos de la inflación.

 

¿Qué es una cuenta remunerada?

 

Las cuentas remuneradas también son cuentas bancarias. Tienen las mismas funciones que una cuenta corriente y, además, ofrecen un rendimiento por el dinero que tengas en ellas.

Esa remuneración depende de los tipos de interés oficiales del dinero (cuanto más altos, más pueden ofrecer las entidades) y de su política comercial (si quieren o no captar nuevos clientes).

Además, suele tener un marco temporal acotado. Es decir, ofrecen remuneración solo durante un periodo de tiempo que normalmente suele ser de un año.

 

Diferencias entre una cuenta corriente y una cuenta remunerada

 

Es más lo que une a las dos cuentas bancarias que lo que las diferencia. Con cualquiera de ellas podrás realizar todas las gestiones cotidianas de tus finanzas personales. De hecho, es para lo que están pensadas.

Sus diferencias se concentran en dos puntos:

 

Rentabilidad:

 

Una cuenta corriente normalmente no pagará intereses a sus usuarios. Por el contrario, el leitmotiv de una cuenta remunerada es hacerlo.

Con la cuenta remunerada, sí se obtiene un rendimiento por el capital que haya depositado. En la mayoría de los casos, abonarán intereses de forma mensual por el saldo medio que hubiese en la cuenta durante ese periodo.

Todas las cuentas deben informar del tipo de interés según su TAE, con lo que los intereses que se recibirán al mes será el resultado de dividir esa cifra entre doce. Por ejemplo, un tipo del 3% se traducirá en unos intereses del 0,25% al mes.

 

Condiciones de contratación:

 

La mayoría de las cuentas corrientes no incluye grandes condiciones de acceso. Como mucho pedirán la nómina para poder abrir la cuenta sin pagar comisiones de mantenimiento.

Las cuentas remuneradas sí que suelen imponer condiciones de contratación (aunque no siempre). Puede ser la obligación de domiciliar la nómina o ser nuevo cliente.

Además, si se incumplen en algún momento, se perdería esa remuneración. Eso sí, existen excepciones como la cuenta remunerada EBN Banco, que ofrece un tipo atractivo sin nómina ni condiciones.

 

¿Cuál es la mejor elección?:

 

En igualdad de condiciones, una cuenta remunerada siempre saldrá ganando frente a la cuenta corriente. La razón es muy simple: ofrece algo que la otra no hace, rentabilidad.

A partir de ahí, una cuenta remunerada puede ser una buena opción para rentabilizar el dinero a corto plazo, ese capital que de otra forma estaría parado o la parte de tu cartera de inversión destinada a liquidez.

Un consejo para hacerlo y aprovechar al máximo sus ventajas es utilizarla más como una hucha de ahorro que como una cuenta para el día a día. Así se evita gastar más de la cuenta y se mantiene un saldo mensual más estable, que es sobre lo que se pagan intereses.

De esta forma se consigue un producto que ofrece un tipo de interés atractivo, liquidez total y la posibilidad de pagar directamente a través de él en caso de necesidad.